Protocolos de la transexualidad en Ecuador

El domingo que viene me toca la inyección de testosterona. En España la venta de testosterona se hace sólo con receta médica y está muy, muy restringida. Con esto me refiero que existen muchos medicamentos que en teoría sólo se venden con receta médica, pero que es posible conseguir sin receta, como por ejemplo, Androcur, que es un antiandrógeno que inhibe la producción de testosterona, y que suele ser utilizado por las mujeres transexuales, o, más fácil todavía, las hormonas femeninas, que son de uso común entre las mujeres no transexuales, pues las utilizan como anticonceptivos orales. La testosterona, en cambio, es prácticamente imposible de conseguir si no hay una receta médica de por medio.

Podría reflexionar sobre los motivos por los que es posible conseguir estrógenos y antiandrógenos y no andrógenos, pero como estoy en Ecuador, no es necesario.

Como iba diciendo, el próximo domingo me toca chutarme, y pese a las restricciones que pesan sobre la compra de testosterona, conseguí traerme una dosis extra, lo que significa que venía con un mes de hormonas asegurado. Aún así, he tomado la costumbre de conseguir la próxima dosis antes de ponerme la actual, por lo que pueda pasar, de modo que ayer fui a comprar más hormonas.

Evidentemente, la receta de mi endocrina española aquí no sirve. ¿Cómo conseguir entonces las hormonas? Pues muy fácil, uno se acerca a una farmacia “grande” (en mi caso una perteneciente a una cadena de farmacias en concreto, que ahora mismo no recuerdo el nombre) y pide lo que quiere. Yo tuve un pequeño problema y es que el medicamento que utilizo (Testex Prolongatum 250mg) aquí no se comercializa, de modo que estuvimos un buen rato tratando de encontrar uno equivalente. Al final dimos con el Primoteston Depot 250mg, que tiene el mismo principio activo, las mismas indicaciones, la misma posología, y lo de Depot significa que el medicamento se deposita y se va liberando lentamente, o sea, lo mismo que “prolongatum”. Ahora es donde cuelgo el cartel que pone “niños, no intentéis hacer esto en casa”… Creo que ando demasiado cerca de la autohormonación como para sentirme tranquilo, pero en unos meses me haré los primeros análisis y saldré de dudas. Ouch.

Otra cosa curiosa respecto a los medicamentos en Ecuador, es que no traen prospecto, o al menos ese en concreto no lo trae. El farmacéutico me lo leyó de su vademecum, y luego yo lo releí en Internet, pero lo que es el medicamento en si… no lo tenía. ¿Quizá los farmacéuticos opinan que los compradores ecuatorianos son demasiado burrianalfabetos como para comprender las indicaciones?

El hecho de que uno pueda ir a la farmacia a comprar casi cualquier medicamento debe ser la causa de que no sea necesario ningún tipo de informe psicológico para que un endocrino te recete hormonas. Eso, o quizá el hecho de que aquí la idea de que la transexualidad sea una enfermedad es, simplemente, ridícula. De modo que tampoco hace falta ningún certificado de que estás loco para acceder a las cirugías. Y tampoco es necesario diagnóstico psiquiatrico o modificación corporal para realizar el cambio de sexo y nombre legal.

Esto último es un logro del Proyecto Transgénero (la organización que estoy visitando), que presentaron la necesidad del reconocimiento de la identidad de género, no como una cuestión de salud, sino como una cuestión de respeto al desarrollo de la identidad. El caso de la Ciudadana Luis Enrique Salazar fue un ejemplo de uso alternativo del derecho que desembocó en el establecimiento del proceso para realizar este cambio de nombre y sexo legal. Actualmente la constitución Ecuatoriana incluye el derecho a la no discriminación por razón de identidad de género, cosa que no existe en ningún país de la UE.

No voy a decir que aquí atan los perros con longanizas. Para conseguir el cambio de nombre y sexo legal es necesario ir a juicio y hacer un alegato sobre la propia identidad de género. Es un proceso relativamente sencillo si lo conoces, pero imagino que complejo para aquellas personas que desconocen todo sobre la ley. Ir a juicio es algo que disuade a la mayoría de la gente de intentar cualquier cosa, pues los costes y el tiempo que suele ser necesario invertir habitualmente son muy altos. En la actualidad, muy pocas personas trans de Ecuador han realizado el cambio de nombre y sexo legal.

No obstante el hecho de que aquí haya que ir a juicio pero realizar tan sólo un alegato sobre la propia identidad, y de que en España no sea necesario ir a juicio pero sí aportar diagnósticos psiquiátricos y realizar intervenciones corporales me hace ser optimista. Quizá un día, dentro de algún tiempo, sea posible fusionar lo mejor de ambos sistemas y conseguir que baste con realizar una declaración escrita sobre la propia identidad de género para poder cambiar de nombre y sexo legal, tanto en España como en Ecuador o cualquier otro país.

12 comentarios

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12 Respuestas a “Protocolos de la transexualidad en Ecuador

  1. No creas que no sigo con interés tu serie «Bloggeros por el mundo».

    Me parece perfecta.

    Un saludo, Pablo, sigue con ella.

  2. Ángela

    Hummm… no sé… si hacemos caso a la psiquiatría clínica, hay algunas enfermedades o transtornos mentales verdaderos que pueden confundirse o solaparse con la transexualidad (que no lo es), y según dicen (aunque personalmente no he visto o leído de ningún caso), «seguirle el juego» a estas personas resulta ser perjudicial para ellas.

    Si esto es así, que ya digo que no estoy segura, una de las cosas «exportables» del modelo occidental sería esa conveniencia de descartar previamente patologías mentales serias. No sé si el «alegato de identidad de género» de una persona esquizofrénica sería adecuadamente identificado como tal por un juez o tribunal, por ejemplo…

    Por otro lado, para quienes estamos mentalmente san@s (o casi), surgiría el problema de la financiación de las hormonas y las cirugías… Si yo estoy a gusto con mi cuerpo, pero no con mi género, el sistema de «papeles para tod@s» ecuatoriano es la panacea, pero ¿y si mi transexualidad es sobre todo, o exclusivamente, una disforia del sexo físico (léase «genitalidad»)?…

    A mí personalmente, por ejemplo, no me soluciona nada tener el DNI (y el resto de documentos) «de mujer»… ¡incluso la tendencia moderna es a hacer desaparecer la mención de sexo del mismo, vista su nula trascendencia legal!.

    Entiendo lo importante que es para la mayoría trans poder vivir sin trabas legales o sociales en el género y rol propios, pero no me parece muy justo que eso «condene» al resto a pagarse las hormonas y las operaciones de su bolsillo…

    Siguiendo el razonamiento, ahora caigo en que si las personas trans cuya disforia es sólo «de género» pudieran hacer el cambio social tan fácil, ¡no necesitarían acudir a las Utigs para nada!, y a lo mejor esas reformas legales ayudarían a cambiar los planteamientos de los protocolos de las mismas, beneficiando a quienes sentimos lo social como muy secundario a lo corporal…

    Volviendo a tu entrada, la testo es mucho más potencialmente peligrosa para la salud que los estrógenos (e incluso que los antiandrógenos), de ahí que sea casi imposible de conseguir en España legalmente sin receta, ya lo sabes.

    Pero estoy segura de que también sabrás como controlar y evitar los riesgos.¡Ójala tenga el preparado ecuatoriano los mismos efectos que el europeo, o incluso mejores!!

    Muchos besos!!

    Ángela.

  3. Ángela

    Oye!, ahora caigo en que no te he preguntado si tienes quién te ponga las inyecciones, porque si la autohormonación no es muy recomendable, que te pongan mal una inyección es muy, muy peligroso…

    Supongo que lo tendrás previsto, pero como no dices nada al respecto me quedo un poco preocupadilla…

  4. ¡Hola Ángela!

    Lo primero, y para que te quedes tranquila, ya tengo localizado un practicante para que me ponga la inyección. En realidad poner una inyección no es muy difícil, y hay gente que se autoinyecta, pero yo prefiero ir a un practicante. Espero que no me cobre mucho.

    Es posible que me haya explicado mal. El modelo Ecuatoriano no me parece tan maravilloso como para que haya que calcarlo, especialmente en la ausencia de atención sanitaria gratuita. La salud es un derecho humano y el estado debe garantizarlo.

    Siempre que hablo de la cuestión de la autonomía de las personas trans, sale la misma cuestión: ¿y si existen enfermedades que hagan creer a la persona que es transexual? Personalmente, creo que hay muy pocas enfermedades que den lugar a esa situación, la esquizofrenia quizá sería una de esas pocas, y creo que no estaría mal que alguien realizase un diagnóstico para ver si el paciente padece alguna enfermedad mental incapacitante. Sin embargo la lista de enfermedades debería estar muy restringida, y no ser eliminatoria, es decir que una persona con una enfermedad mental tal como la esquizofrenia podría ser considerada como «con necesidades especiales» y tener un acompañamiento especial que le permitiese realizar su transición de manera segura.

    El problema de la financiación de los tratamientos de modificación corporal no tiene por qué ser tal problema. No estoy diciendo que haya que sacar la transexualidad de la oferta de servicios de la Seguridad Social, sino que hay que despatologizarla y permitir que cualquiera pueda acceder al tratamiento sin necesidad de pasar por el psiquiatra.

    Tengo que añadir una cosa más al respecto: las personas trans que estoy conociendo aquí están mucho más centradas y mucho menos desquiciadas que las personas trans españolas, que estamos todas bastante tocadas.

    Es decir, lo que a mí me gustaría tener es «tratamiento para todos», y «papeles para todos», todo ello entendido dentro del sistema de la seguridad social, desde el punto de vista de que las modificaciones corporales de las personas trans son un hecho de salud, y por tanto, cuestión de derechos humanos.

  5. Elizabeth Vásquez

    Pablo, una pequeña precisión:

    El juicio civil (modalidad 1) o la acción de protección (modalidad 2, con la nueva Constitución, y que consiste en solicitud ante la Corte Constitucional) sólo es requerido para el CAMBIO DE SEXO. El CAMBIO DE NOMBRE es tras el Caso Ciudadana Luis Enrique Salazar un procedimiento administrativo y automáticamente concedible SIN NECESIDAD DE ALEGATO, amparado bajo el «derecho a escoger libremente el nombre» que consta literalmente en esos términos en nuestra Constitución. Es un trámite sencillo que cuesta dos dólares y realmente nos coloca en una situación muy avanzada a ese nivel. La tragedia es que es un trámite situado en la cultura jurídica patrimonio de la cultura blanco-mestiza dominante y es la cultura jurídica en sí misma la que no es accesible a enormes poblaciones de ecuatorian@s que no son blanco-mestiz@s ni urban@s. Y tal vez no sea una tragedia respecto del tema del NOMBRE ya que, afortunada y envidiablemente, quizás, en los contextos de las tantas culturas que habitan el Ecuador, la legalidad no tiraniza como nos tiraniza a l@s blanco-mestiz@s, y la cédula de identidad, en tanto documento jurídico, carece de sentido frente al nombre cultural, que tiene todo el peso del mundo.

    Pero la ausencia de un sistema jurídico garantista en otros derechos humanos, como el que muy bien mencionas, la salud, sí puede ser trágica. He ahí el reto de la interculturalidad. Que la salud llegue a la costa rural, por ejemplo, y que la libertad estética de las androginias de la costa rural llegue a es@s trans urban@s y blanco-mestiz@s que empiezan a entrar irreflexivamente en el modelo médico-legal normalizante de Occidente.

    Te felicito por tu blog. Es excelente.
    Eli

    • ¡¡Muchas gracias por la aclaración, Eli!! No sabía que era tan fácil cambiar de nombre aquí… Esto me reafirma en lo que comenté esta tarde de los desarrollos divergentes. No es que Ecuador esté más atrasado que España, es que los caminos son diferentes y no comparables.

  6. Ángela

    ¡Hola, Pablo!

    No es que tú te expliques mal ¡todo lo contrario!… soy yo la que no consigue entender como vamos a conseguir, por ejemplo, que los cirujanos de la SS operen tejidos sanos y perfectamente funcionales si no hay un diagnóstico por medio…

    Según mi experiencia, la realidad en España (en Madrid al menos), hoy en día, es que el psiquiatra lo único que hace es descartar cualquier trastorno mental, y nada más. Mi entrevista duró 15 minutos, y lo único que hizo fue decirme que la transexualidad NO es una enfermedad mental, y que yo no tenía ninguna.

    El problema no es que los profesionales de las Utigs (médicos y psicólogos), en general, no comprendan lo bastante bien el fondo del asunto (cada vez más, les oyes decir: «La transexualidad es una discrepancia, seguramente orgánica, entre el cerebro sexual y el resto del cerebro y del cuerpo, de etiología aún desconocida, que origina un sufrimiento comparativamente enorme»), sino que el protocolo que todavía emplean en sus unidades, el espantoso WPATH (antes «Harry Benjamin Asociation») es una obsoleta sarta de lugares comunes y estereotipos «yanquis-años 50» que no puede implantarse con una mínima lógica en una sociedad moderna.

    Para mí, la solución no está en eliminar cualquier protocolo, es decir «desmedicalizar» la transexualidad («despatologizar» significa «desmedicalizar», y quien diga lo contrario pretende ingenuamente que se borre de un plumazo todo el procedimiento médico oficial, que los médicos se invaliden a sí mismos y a las bases y fundamentos de su profesión), sino en cambiar y actualizar ese protocolo para que lo que ahora ya saben, y en el día a día van cada vez mas diciendo y haciendo, encuentre un mayor refrendo oficial.

    Hasta hace poco, se escudaban en decir: «la transexualidad NO es una enfermedad mental, pero «funciona» COMO SI LO FUESE… ergo: nos vale el protocolo del año «catapún»»; ahora se van dando cuenta de que si el «paciente» no es un enfermo mental, nada les autoriza a disponer sobre su vida y hacienda.

    Al menos, eso es lo que yo veo en el DSM-5… aunque dudo que solo eso haga cambiar el protocolo WPATH…

    En fin, vaya rollo, perdona el desahogo…
    Besos!!

    Ángela.

    • Los protocolos en un sistema publico son necesarios, puesto que es necesario justificar cada acción y cada gasto. Me di cuenta de hasta que punto son necesarios cuando un amigo mío entró a trabajar en Correos y empezó a hablarme de como funcionan las cosas allí, y lo complejo que es el funcionamiento de Correos. Hay normas y códigos para todo, que es necesario cumplir para evitar la anarquía y que el sistema funcione de manera eficiente.

      Desde luego, hace falta un protocolo de atención a las personas trans, e incluso, llendo más lejos, hace falta una ley integral de transexualidad. Sin embargo, el diagnóstico de transexualismo, disforia de género, incongruencia o lo que sea no es necesario.

      Despatologización no significa desmedicalización, y eso es algo que veo cada vez más claramente desde que estoy aquí. En Ecuador la gente sonríe divertida cuando explico que en España la transexualidad se considera una enfermedad, como diciendo «vaya ideas de bombero». Ese debate, el de la despatologización, aquí todavía no existe, y esperemos que no llegue a existir. Sin embargo, si que se acude al médico (cuando es posible) y se entiende que ALGUNAS personas toman medicinas, se someten a cirugías, etc, para construir el cuerpo.

      Desgraciadamente la atención sanitaria pública y gratuita para todos es aún una batalla que los ecuatorianos deben librar, pero seguramente el día que se consiga, incluirá la transexualidad, y no incluirá a los psicólogos dentro de los cuidados «necesarios» para las personas trans, excepto en una labor de acompañamiento.

  7. Vic Alfonzo

    Excelente artículo, gracias a todos por compartir información tan valiosa. Quisiera hacerles una consulta. Soy un hombre trans venezolano y pienso emigrar a Ecuador, aun no he hecho mi transición. Siendo venezolano, residente en Ecuador con una visa profesional, puedo acceder al cambio de sexo y nombre legal allá?

    • Hola Vic, no puedo decírtelo con seguridad, ya que no conozco en profundidad las leyes de ambos países, pero no me parece que eso sea posible. En primer lugar porque en Ecuado se puede cambiar de nombre, pero no de sexo legal (de hecho, el Gobierno ecuatoriano es cada vez más transfóbico), y en segundo lugar porque para cambiar tu documento de identidad (cédula, pasaporte, o lo que sea) tiene que hacerlo el país que lo ha emitido. El Gobierno ecuatoriando no puede ordenar al Gobierno de Venezuela que cambie tu partida de nacimiento, ya sea la mención del nombre o del sexo legal.

    • Hola, perdona que no respondiera antes. Estaba buscando información, pero la verdad es que no tengo mucha idea del tema. Lo más probable es que no puedas, a no ser que consigas primero la nacionalidad ecuatoriana.

      • V

        Muchas gracias Pablo. Que lamentable… Si no es en Ecuador, buscaré otras opciones pero tengo que ser yo.

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