¡¡¡Baneada!!!

En el mundo de internet, en «ban» o «baneo» (o «bananeo», que es una versión de lo mismo, hecha con frutas) es el máximo castigo que se puede imponer a alguien. Consiste en declarar a una persona «persona non grata» e impedir que vuelva a tener acceso a un sitio web, juego, foro, chat, etc… Los sitios en los que la gente suele ser baneada son comunidades on-line, por lo que el baneado no sólo puede dejar de acceder a los contenidos de los mismos, sino que pierde el contacto con los otros miembros de la comunidad.

En inglés, «to ban» significa «prohibir», y en español, la palabra más correcta sería «expulsar», aunque la «expulsión» carece de cierto matiz de privación de la participación en una comunidad que sí tiene la palabra «ban». Ese matiz sí está presente en la palabra «excomunión», pero tiene unas connotaciones religiosas que la hacen inapropiada. Por eso hoy, con el permiso de todos aquellos que puedan sentir repulsa hacia estos barbarismos que nos llegan a través de la red, voy a utilizar la palabra «banear».

Esto es lo que le está ocurriendo a una amiga mía, solo que la comunidad de la que ha sido baneada es su propia familia. No nos alarmemos, no la han echado de casa, y en realidad no creo que eso llegue a ocurrir, aunque… casi, casi.

Para empezar, los padres de mi amiga se han, en cierto modo, «emancipado» de ella. No se me ocurre otra manera de llamar a lo que han hecho, que no ha sido otra cosa que pedir un puesto de trabajo en otra provincia y trasladarse todos en bloque dejándola a ella atrás. Esto no le ha molestado demasiado, y quiero pensar que en realidad el motivo de que lo hayan hecho es… bueno, cualquier otro motivo al margen de «no soporto convivir con mi hijo, el maricón que le ha dado por cambiarse de sexo». Quizá preferían el clima, o su puesto de trabajo actual le desagradaba tanto que lo único que quería era poner una cierta cantidad de tierra de por medio, o ambas cosas a la vez.

Por otra parte, ha sido literalmente baneada de las reuniones familiares. Ya no puede ir a las comidas y cenas de Navidad, ni a los bautizos y otros acontecimientos, que a todo el mundo molestan un poco o mucho, pero a los que, en el fondo, nos gusta estar invitados.

El motivo de este baneo es que un miembro de su familia «no puede enterarse» de que es transexual. Lo de que «no puede enterarse» lo pongo así, entre comillas, porque en realidad, sí que puede. Si se enterase, no ocurriría nada. No le saldrían ronchas, no le darían las paperas, el sarampión o la gripe A. El mundo seguiría girando alrededor del sol en lugar de precipitarse a velocidades vertiginosas hacia el centro del universo, y la tierra no se tragaría absolutamente a nadie. Lo que sí que ocurriría es que el familiar en cuestión armaría un pollo con plumas y todo. En realidad, sería un pollo tan grande que parecería un avestruz, incluyendo insultos, blasfemias, amenazas de desheredar a todo el mundo, amenizados con gritos y mucho mal genio.

O eso es lo que ellos creen, porque las personas mayores (se trata de una persona mayor) a veces nos sorprenden hasta límites insospechados. A lo mejor lo único que decía era: «¿Y tanto escándalo por eso? Si yo ya sabía que es una niña desde hace años». Es imposible saber qué pasará si no se prueba.

Pero, aunque las peores sospechas se confirmasen ¿Es esto motivo suficiente para banear a una persona de la familia? ¿Son conscientes los defensores del bienestar de esa persona mayor del daño que están haciendo a mi amiga? Es decir… a su hija, sobrina, nieta, prima… dependiendo del punto de vista desde el que se mire. He visto lo triste que se pone cuando habla de ello, y aunque trata de disimular y soportarlo incluso con deportividad (intolerancia 1 – yo 0  <— nota: esto es un cero, pero este tipo de letra hace los ceros como ó minúscula), se nota que es un puñal que lleva clavado en la espalda, y que le duele una barbaridad. Todo lo que puede doler que te apuñalen, supongo.

Si yo he sido capaz de ver esto… ¿cómo no lo ven sus propios padres? Yo no tengo hijos, pero creo que si los tuviese no soportaría estar en cualquier lugar en el que no se les permitiese la entrada a ellos. No lo entiendo. Entiendo que tener un hijo o una hija transexual puede ser muy duro para los padres, que se forjan unas ciertas expectativas, pero no entiendo que ese dolor no se vaya superando al ver que en realidad son más felices así. No puedo entender que los padres sean tan egoistas que puedan enfadarse tanto con sus hijos sólo porque han hecho sus propias elecciones, y no las que ellos deseaban que hubiesen hecho. No me cabe en la cabeza que se de prioridad al bienestar de un pariente intolerante sobre el bienestar de todos los demás, especialmente teniendo en cuenta que otros miembros de la familia echan mucho de menos la presencia de mi amiga.

Y, sin embargo, no es algo tan raro. Muchos hijos han tenido que oir decir a sus padres: «antes preferiría que estuvieras muerto que verte así». No sólo los hijos trans, u los homosexuales. También los que escogen una pareja que no es del completo agrado de los padres, o los que deciden apartarse de la religión que les han enseñado, o los que escogen una profesión diferente a la que se suponía que deberían haber realizado, o… ¡Hay tantas excusas para disgustarse con un hijo!

También me viene a la mente otra amiga que igualmente fue baneada de su familia, aunque ella sí que fue expulsada de su casa, e incluso llegó a dormir en el metro. El motivo del baneo fue que su lugar lo ocupó una mujer más joven para su marido, y una madre más permisiva para sus hijos. En este caso, los propios hijos son quienes no quieren saber más de ella, aunque ella siempre quiso sólo lo mejor para sus hijos.

Pero el hecho de que sea algo habitual en las más diversas circunstancias, y desde los más diversos puntos de vista, no ayuda a comprenderlo. Simplemente, no lo entiendo, y me parece mal, intolerable. Y creo que aunque alguien se ofreciese a explicármelo, en este caso, perfiero continuar en la incomprensión y la intolerancia.

4 comentarios

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4 Respuestas a “¡¡¡Baneada!!!

  1. La verdad es que si la cara se cayera de vergüenza, literalmente, habría unos cuantos padres sin rostro.. o al menos se les debería caer de la sinvergüenza. Y de paso quitarles el nombre de «Padres», pues padres son quienes se lo ganan. A mí es que estas cosas me enervan.. Mis padres, después de un tiempo prudencial, de asimilarlos ellos mismos, se lo dijeron a la familia, concretamente a unos tíos míos, y claro, corrió como la pólvora, que era lo que se pretendía. para qué ir anunciándolo si puedes hacer que otros lo hagan por ti xD
    Eso es una forma de reconocimiento, de aceptación.

  2. Algún caso he conocido yo de «matriarca» que domina por completo una familia y los martiriza a todos hasta que se muere. Que unos padres den la espalda a su hija para no disgustar a un familiar manipulador y poderoso entra dentro de ese tipo de comportamientos imcomprensibles de personas que sufren algún tipo de trastorno mental y emocional (se suele conocer como imbecilidad, pero desconozco el nombre técnico).

    En este caso el baneo es por ser transexual, pero seguro que estas cosas pasan también por otros motivos. Los imbéciles sometidos por los malvados no necesitan «razones» para actuar.

    De todos modos, coincido en que a veces los imbéciles se adelantan a los deseos del poderoso, cuando de no hacerlo posiblemente la reacción de éste no sería la que prevén.

  3. ¡Ayssss, si yo te contara, querido!
    Como ha dicho el del semisótano, en todos sitios cuecen habas.
    Pero, salvo que se trate de una prueba o «tour de force» para doblegarla, se me hacen increíbles los extremos que indicas. Intolerable… ningún animal haría eso.

    Un abrazo, amigo Pablo.

  4. off-topic

    Hello Pablo,
    seguramente los que dicen «¡matémosla!» son del PP, igual que los que en las encuestas dicen querer poner a Gallardón al frente del partido.

    🙂

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