para las paredes sordas de la casa vacía
donde el ácaro es el rey de la cama
y las tórtolas disfrutan del balcón
La puerta firme, cerradura hostil,
espera que ante ella
llore y me lamente.
Con la llave absurda en mi mano,
sabré que he sido expulsado.
Sin embargo, lo que sé
el hogar, está donde está tu corazón.
La felicidad es un beso tuyo,
el olor de tu cabello,
y mirar tus ojos al despertar.
¿Cómo podría llorar y lamentarme
mientras tú me quieras a tu lado?